El ruido de Trump como mercancía
José Antonio Robledo y Meza
Sensación auditiva inarticulada y desagradable. sonido no deseado y que sirve para ocultar otros sonidos, eso es el ruido.
¿Cuáles son las relaciones del ruido con el dinero, con el poder y con la política? Se trata de distinguir la significación del ruido como mercancía política, como sentido, como signo. Pero ¿a qué ruido nos estamos refiriendo? Al ruido provocado por Trump con su verborrea plana y monótona, ruido que ha resultado importante factor en la subversión del orden capitalista. Frente al aparente caos creado por Trump, la tarea es comprender el papel del ruido, su papel como medio de conocimiento para pronosticar futuros posibles de la sociedad.
He aquí algunos ruidos alrededor de Trump: la intimidación por medio de los aranceles, las amenazas de apropiarse de la isla de Groenlandia y de recuperar el canal de Panamá, la exigencia a gritos a varias universidades privadas a que adopten medidas concretas para reducir o eliminar la propagación de ideas progresistas y supuestamente antisemitas; dejar sin efecto sus políticas sobre diversidad, equidad e inclusión; modificar las reglas de admisión de nuevos estudiantes e, incluso, expulsar a los sospechados de protestar contra esas exigencias. Específicamente uno de los ruidos es el provocado en torno a la violencia que genera el tráfico de narcóticos y que tiene relación con México. Por ejemplo, el cierre a las inversiones que llegaban a México “para ayudar con la seguridad del pueblo mexicano”; reclamo hecho por el embajador Ken Salazar el 13 de noviembre de 2024. El ruido de la violencia política generada por la decisión del presidente López Obrador de solicitar el retiro de la Administración de Control de Drogas (DEA) -una de las agencias del gobierno estadunidense que tenía amplia presencia en México desde 1992 y que no estaba controlada por el gobierno federal. Una de las últimas acciones de la DEA en México fue su participación en el secuestro del Mayo Zambada. También destaca el ruido desplegado desde publicaciones en medios estadunidenses (ProPublica y New York Times) en consonancia con las campañas en boots y granjas, y con los Hashtag #AMLO narcopresidente y Claudia narcopresidenta” unidas a procesos de elección y asesinatos políticos.
Todos estos ruidos envuelven la figura del presidente de los Estados Unidos. Así pues, hablemos en esta ocasión de Trump, de sus acciones, para escuchar y hacer oír su enajenación, para sentir la amplitud de sus presentes ruidos y la inmensidad, para él inaceptable de su futuro silencio, y darnos cuenta de que su poder y control son inversamente proporcionales a la ausencia de una nunca conquistada autoridad política.
Donald John Trump nació en Queens, Nueva York el 14 de junio de 1946; es un empresario, y político conservador estadounidense. Miembro del Partido Republicano, fue el 45º presidente de los Estados Unidos (20 de enero de 2017-20 de enero de 2021) y es hoy día el 47º presidente de los Estados Unidos (desde el 20 de enero de 2025). Trump obtuvo el título de bachiller en economía en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania en 1968. Según Forbes en febrero de 2018, Trump se encontraba entre las personas más ricas del mundo en el puesto 766, con un valor neto de 3600 millones de dólares; hoy día, aunque varias de sus empresas se han declarado en bancarrota, sigue estando entre las personas más ricas de la actualidad.
A pesar de que Trump perdió el voto popular por aproximadamente tres millones de votos, logró ganar las elecciones generales del 8 de noviembre de 2016 contra la rival demócrata Hillary Clinton, debido a su victoria en el sistema del Colegio Electoral, y accedió a la presidencia el 20 de enero de 2017 a la edad de 70 años: en su momento fue el presidente de más edad en asumir este cargo en su país (superado por Joe Biden, con 78 años al momento de su investidura en 2021). Relevante es que Trump es la primera persona que ejerce la presidencia en la historia de Estados Unidos siendo condenado penalmente por el sistema judicial, asimismo, el primero sin servicio militar ni cargo político ejercido anteriormente.
Trump quien dice no creer en la existencia del calentamiento global, redujo de manera significativa los asilos y la cantidad de solicitudes y admisiones de refugiados que permite Estados Unidos. Intentó eliminar la ciudadanía estadounidense automática que adquieren los hijos de personas extranjeras que nacen en suelo estadounidense, aunque no logró llevarlo a cabo debido a que no tuvo el apoyo necesario; amplió el muro fronterizo entre México y Estados Unidos; y ordenó una prohibición de viajar a ciudadanos de varios países de mayoría musulmana, citando preocupaciones relativas a la seguridad, aunque una versión modificada de la prohibición fue implementada después de desafíos legales.
En materia de salud, Trump dejó sin efecto legal la disposición del mandato de seguro individual de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible y su manejo de la pandemia de COVID-19 fue ampliamente criticado; se le acusó de haber minimizado la amenaza y la gravedad de la pandemia, así como de haber promovido la desinformación y dar recomendaciones contrarias a la de las organizaciones científicas y médicas. Trump derogó la sentencia Roe vs. Wade de 1973 que establecía el aborto como derecho constitucional y que garantizaba su práctica a nivel nacional.
En política exterior, Trump siguió su agenda de America First (América Primero), una política que enfatiza el nacionalismo estadounidense; retiró también a los Estados Unidos de las negociaciones comerciales del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y el Acuerdo de París sobre cambio climático; reconoció a Jerusalén como la capital de Israel y retiró a Estados Unidos del Acuerdo sobre el programa nuclear de Irán. Impuso aranceles de importación a diversos productos de China, Canadá, México, la Unión Europea; incluso consideró en su política de aranceles a la isla de Heard y McDonald, un archipiélago autónomo de Australia hábitat de focas y pingüinos.
Para comprender a Trump les propongo no leerlo solo mirarlo y escucharlo. Al escuchar los ruidosas proferencias y cómo las dice, podremos comprender mejor adónde nos podría arrastrar su locuacidad: a una sociedad carente de esperanza. La vida de Trump ha sido acompañada por ruidos comprados, vendidos o prohibidos. No ocurre nada esencial en su vida donde el ruido no esté presente; a Trump hay que juzgarlo en compañía de una sociedad ruidosa. Buena parte de lo que hemos llamado ruido, en Trump no es más que un disfraz del poder monologante.
El ruido de Trump es más que un objeto de estudio: es un medio de percibir el mundo. Un útil de conocimiento. Lo esencial del mundo trumpiano es lo impreciso, la amenaza y la violencia, un lugar donde las reglas de la conversación son inexistentes. Con su permanencia en la Casa Blanca las amenazas de represión hacia las empresas dedicadas al comercio (Amazón y Walmart, por ejemplo) se extenderá hasta tocar el arte, la sexualidad, la familia y la política.
Si el ruido de Trump es una mercancía que tiene el propósito de ensordecer para no prestarle atención al deterioro capitalista y de su propio cuerpo, entonces está en nuestras manos no comprarlo. Nuestra sordera dificultará la reorganización económica del capitalismo. ¿Estaremos siendo testigos del inicio del fin del imperialismo norteamericano?