La madre, vale mucho o poco
José Antonio Robledo y Meza
Nunca estamos solos. El mundo no nos resulta extraño, ni hostil si vamos acompañados de una madre real o ficticia. En México lo sabemos porque tenemos madre para todos. Este exceso de sentimientos los expresamos a través del juego que nos ilumina: el lenguaje. “Madre” pertenece al ambiguo universo con lo que controlamos enojo y censura. Su fuerza infinita radica en su ambigüedad. Es una palabra que se encuentra más allá de las contradicciones. “Madre”, dice Octavio Paz pertenece a ese grupo de palabras “a cuya mágica ambigüedad confiamos la expresión de las más brutales o sutiles de nuestras emociones y reacciones. Palabras malditas, que sólo pronunciamos en voz alta cuando no somos dueños de nosotros mismos. Confusamente reflejan nuestra intimidad: las explosiones de nuestra vitalidad las iluminan y las depresiones de nuestro ánimo las oscurecen. Lenguaje sagrado, como el de los niños, la poesía y las sectas. Cada letra y cada sílaba están animadas de una vida doble, al mismo tiempo luminosa y oscura, que nos revela y oculta. Palabras que no dicen nada y dicen todo. Son las malas palabras, único lenguaje vivo en un mundo de vocablos anémicos. La poesía al alcance de todos.”
En México los significados de la palabra son innumerables. Es una voz mágica. Basta un cambio de tono, una inflexión apenas, para que el sentido varíe. Hay tantos matices como entonaciones: tantos significados como sentimientos.
Veamos algunos ejemplos de la fuerza expresiva de la palabra: alegría (que a toda madre), escepticismo (no te creo ni madre), venganza (vamos a darle en la madre), accidente (se dio en la madre), efecto visual (no se ve ni madre), sentido del olfato (eso huele a madres), rspeculación (¿qué es esa Madre?), sorpresa (¡¡¡madresss!!!). superlativo (¡a todisísima madre!), expresión de alegría (¡Que Madre tan buena!), exceso de velocidad (va hecho la madre), egoísmo (no me dio ni madre), como acción (vamos a hacer esa madre), acción futura (vamos a terminar esa madre), animos (andale con esa madre), despectivo (¡vales pa’pura madre!), juramento (por mi madre), reparación (haz que funcione esta madre!), reclamo (no tienes madre - o - qué poca madre), negativa rotunda (¡¡¡ni Madres!!!), alquimista (lo que toca le da en la madre), ubicación geográfica (dónde está esa madre), valor dietético (trágate esa madre), adjetivo calificativo (qué poca madre) fracaso (¡ya valió madres!), reclamo (¡qué poca madre tienes!) negativa rotunda = ¡Ni madres!, amistad (¡es a toda madre!), recuerdo (¡madre solo hay una! (por eso en cualquier momento o lugar la recuerdan)), sentido del gusto (eso sabe a madres), sentido del valor (me vale madre).
A continuación, veamos otros juegos del lenguaje:
Madreado. Una persona muy golpeada, en mal estado. Se utiliza también cuando la persona se encuentra muy cansada o enferma, así como también a cosas. Ejemplo: "Raúl se peleó y lo dejaron muy madreado", "tengo gripa y me siento muy madreado", "ese carro que me venden está muy madreado". Sinónimos: Golpeado En mal estado Fregado Chingado.
Madrazo. Golpe. Existen derivaciones de esta palabra (ver "Madriza", "Madreado").
Ejemplo: "Se enojó y le dio un madrazo", "Se dieron unos buenos madrazos", sinónimos: golpazo chingadazo fregadazo golpe.
Madrear. Propinar una paliza o golpiza en grado superlativo a alguien, también se puede usar como "romper la madre", ejemplo: ""vamos a madrear a Carlos ya nos tiene hartos", "voy a romperle la madre a Paco"", sinónimos: golpear, vapulear.
Madriza. Golpiza, tundir a una persona a golpes, ya sea entre varios o uno solo. Ejemplo: "le dieron una buena madriza", sinónimos: chinguiza, putiza, golpiza, tunda, paliza.
Imposible olvidar el grito de batalla cotidiano “¡grandísimo quijote de la tiznadísima chingamusa!”.